muy de mañana, mientras esperaba que pasara el tiempo en el diario que me dan casi sin ganas y lo llevo casi por la obligación de que no me entreguen más; seamos sinceros, la mayoria lo llevamos por eso. Por eso, y por que acabamos mirando el horóscopo. Bueno, de cualquier manera, ya que lo llevo, lo hojeo, y encontré esto:
Al cruzarse, el círculo se enamoró del cuadrado y el cuadrado del círculo en una suerte de flechazo geométrico. Movido por una pasaión desmedida, el cuadrado comenzó a acariciar la curvatura del círculo,y este le correspondió besando cada ángulo, cada arista, hasta adentrarse al fin en el epicentro de su área. Nueve meses despuésnació una línea recta como muestra de su amor infinito.
Este cuento bien podría representar la intención de algunos científicos por encontrar una fórmula matemática que defina el amor. Una fórmula imposible de resolver si tenemos en cuenta la cantidad de incógnitas que sugiere. Las lágrimas, por ejemplo, jamás pueden ser fielmente representadas por su masa, o su volumen. Y los besos, tampoco. Quien se empeña en despejar la x, o la y de una pareja, en realidad está incitando al suicidio masivo de nuestros sentimientos. Si pudiéramos cuantificar mediante números cuánto nos queremos, perderíamos el último resquicio de magia que nos queda. No necesito que me quieras en grado 73 sobre 100. Sólo te pido que me quieras. Que me ayudes a olvidar la cuadratura de tu círculo.
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