31 de agosto de 2009

Shibuya

10 horas.

Hace exactamente 10 horas que el despertador ha vuelto a sonar. Es lunes. Y ayer domingo dedicqué TODO el día (repito, todo el día) a oncienciarme de que hoy volvería es estudiar. Y en serio además.

Solo a las 1 de la madrugada fue cuando reuní las fuerzas necesarias para programar el despertador para las 9 de la mañana. (Que será estudiar, pero tampoco maltrataremos al cuerpo). Y lo conseguí. Y me obligué a enterrarlo entre las sabanas para poder escucharlo. Y me obligué a no quitarlo. Y es más: me obligué a no bajar la persiana para que el sol mañanero hiciera el resto del trabajo.

Objetivo conseguido: 8 horas después, escucho el despertador. Lo escucho, me despierto, lo apago, y, en un esfuerzo como hace mucho que no hacia, consigo levantarme.

Y desde las 9 de la mañana, es lo más interesante que he hecho.

¿Dónde se me han ido las 10 horas que llevo con los ojos abierto? Umm, deja que mire... No, aquí no están. Ni entre los apuntes (eso si, fuera de la carpeta), ni entre los bolis (desparramados por la mesa), ni bajo la mesa... Simplemente, han volado. Y mi cabecita se les debe de haber enganchado, porque ni la encuentro, ni me preocupa.

Y si, en lugar de ponerme a subrayar (ya ni digo estudiar, pá que?) coloco la sinopsis de psiquiatria bajo el teclado y me sumerjo en internet. Asi aprobaré, ya lo creo.

Tengo que darme velocidad, ¡por favor! No puedo (debo) dejar escapar asi el tiempo, que luego me pilla... (que ironia, ¿verdad?)... en fin...


Un pensamiento más: NUNCA CUENTES CON NADIE. Bueno, si: cuenta con que te van a dejar tirada. (no sé bien a son de que lo suelto, pero me apetecia, que para algo el blog es mío)

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En los vértices del tiempo. Design by Exotic Mommie. Illustraion By DaPino