25 de abril de 2008

A partir de las siete



Astenia primaveral:
Es el trastorno de moda estos días. Un trastorno, que dicen que surge con la llegada del buen tiempo, se caracteriza por un profundo cansancio, agotamiento, decaimiento y falta de energía para realizar la actividad habitual. Pues listo. Yo tengo astenia del día 25 de Abril.
No primaveral, solo (espero) que de este día. Los expertos le dan unas explicaciones que a mi realmente no me convencen. Y no me convencen, porque directamente sé cual es la causa. La semana que llevo.

Cansancio, pues de dejar de dormir para terminar ejercicios, de levantarme antes de que salga el sol, de horas interminables intentando comprender cosas que no me servirán para nada. Y no es que ponga menos atención por ello, simplemente, es que cuando era un proyecto de vida, se olvidaron de incluir entre mis características la de saber de números. Cosas de la naturaleza.
Agotamiento, del físico (dormirse en el bus da muestra de ello), mental, del alma si me apuras. Agotamiento de ver pasar las horas y darte cuenta de que no te sirven para nada.
Decaimiento, de ver que olvidas tus deseos en pro de tus "obligaciones" y lo peor de todo, de ser consciente de que no ha servido para nada. Que igual podía haber realizado todo lo que había soñado esta semana y tambien atender a mis deberes y hubiera resultado igual, eso sí, con la satisfacción de decir, "esto que me he llevado". Pero no, tengo mala suerte hasta para decidir portarme como debo, en lugar de como quiero.

En realidad, el único pensamiento bueno, llamesé positivo, que he tenido hoy, ha sido muy de mañana, cuando ninguno del resto de pensamientos arriba expresados había ni siquiera tomado forma en mi cabeza. Pues eso, que lo único bueno del día ha sido al pasar por la Fuente de las Batallas, al oler la hierba recien cortada, y me han entrado unas ganas terribles de tumbarme allí, y mirar al cielo entre los edificios, viendo como la luna cede su trono al que llaman astro rey. pero es lo mismo, lo que quiero hacer y lo que se debe hacer. Sigo mi camino y 15 metros más adelante han empezado mis malos pensamientos al ver ese cartel rojo y negro anunciando eventos ya pasados (la noche anterior, para ser exactos) en la puerta del teatro. De nuevo, me dieron deseos de entrar y pedirlo, total, ya había pasado, no había nada que anunciar, pero de nuevo, se quedaron en eso. Aunque no por mí, si no atribuido a las horas tan imprudentes que eran.

En fin. Supongo que no es astenia ni nada. Son días que existen hasta en las buenas familias, pero a algo tendré que culpar. Esperaré (haré lo posible para ello) que solo sea un día. Y mañana vuelva a poner un cero en el contador, a fijar nuevos propósitos y a ver la otra cara de la moneda.

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