¿qué es lo que me perdí cuando yo no existía?

Nueva semanita que se nos marcha. Nos dice adiós y a mi personalmente me deja un buen sabor. Pasas por descubrir nuevas formas de aprender, no todo en los libros. Nuevas formas de ver a los que están cerca de tí, y a los que sientes cerca de tí. Aprendo a que no todo es tan cuadriculado como me lo dibujan y que a veces, una misma cuestón se ve desde los ángulos más diversos. Aprendo a que si siento lo tengo que decir, que compartir, y que una lágrima a tiempo evita más sufrimiento del necesario.

A que se es feliz con poco o infeliz con menos. A que aunque llueva tienes
que salir a la calle y dejar que la lluvia te empape, para así valorar más al sol cuando deba llegar. A que aunque algo te pese debes dejarlo a un lado y centrarte en las cosas que te hacen sonreir, porque al final pasarán dos cosas: lo malo se solucionará y recordarás los momentos agradables. Es mejor así.

Aprendes a que en un momento, dos palabras te hacen sorprenderte y piensas que no es así, pero de igual forma te sorprende y te agrada. Y aprendí a que se deben aprovechar las oportunidades cuando se tienen, porque aunque luego parezcan que regresan, es solo un espejismo, y ya solo eres capaz de mirar al pasado y entristecerte por aquella decisión que tomaste.

Aprendí que divertirse como los niños pequeños no es malo. Aprendí que no quiero crecer, ni tomar responsabilidades. Pero aprendí tambien que el tiempo pasa y es lo que toca en este instante, y que seré niña siempre que yo quiera y las circustancias me lo permitan.

Aprendo como una pequeña en la escuela. Y como adulta, decido.

Decido que quiero seguir soñando, aunque suene el reloj, decido que quiero volar alto y lejos, aunque pueda caer, porque el simple hecho de poder observar todo desde arriba merece la caida. Decido que quiero sentir, con todos sus riesgos.